viernes, 27 de agosto de 2010

Me giró la cara de un tortazo...

Me había engañado al teléfono, estaba muy rancio y ocupado pero en realidad no quería desvelarme que estaba de camino a mi casa. Salgo de mi oficina y me dirijo a mi casa, nos encontramos en el umbral y apenas intercambiamos un par de besos y saludos. Abro la puerta y no pude ni cerrar por dentro, tenia las manos llenas de cosas, las llaves de casa, el móvil, las llaves del coche, el bolso... y tuve que tirarlo al suelo, me atacó allí mismo, en la entrada contra la puerta, enseguida llevé mi mano a su poya y me enorgulleció y llenó mi ego verle como siempre súper excitado y la poya ya muy dura. Me dejó quitarle el polo y desabrocharle rápidamente los pantalones, me quitó mi camiseta, mi sujetador, me bajó los pantalones y con ellos por los tobillos me dio media vuelta me apoyó sobre la puerta...-Si, creo que te voy a follar aquí mismo- Mmmm llevaba casi dos semanas salida como una gata en celo rozándome con las esquinas y relamiéndome, no me había masturbado porque quería que me viera lo puta y salida que estaba cuando llegara. Me folló allí mismo, primero la puntita y agarrándome por las caderas suave...-Mmm cuanto lo necesitaba! la había echado mucho de menos, estaba ya muy malita y necesitaba que me follaras como a una zorra- Nos deshicimos de la poca ropa que nos quedaba abandonándola por el pasillo.
-¿Puedo chupártela?
- No, no te lo mereces por ser tan mala estos días.
-Por favor! Me apetece mucho, me encanta, me gusta demasiado.
-Sólo si me lo pides como es debido.
-Por favor, déjame chupártela para que me sienta como lo que soy, una guarra y una zorra.
-Así, sí!.
Se sentó en mi sofá preferido y me dejó arrodillarme a chupársela, cuando estaba bien dura y mojada me ordenó que me sentara encima. Que me la clavara, primero la puntita... y después subía y bajaba por ella recorriéndola con mi coño, cuando estaba arriba me dejaba caer para clavármela hasta los huevos, con mis piernas sobre sus hombros y agarrándome de su nuca él me cogía de las caderas y me balanceaba, la notaba entera, dura, rozándome el clítoris mientras entraba y salía. Ahí empiezo a perder el norte, empiezo a notar como me viene el orgasmo y me dejo llevar, con ojos achinados, las aletas de la nariz abierta y la mandíbula desencajada le veo mirarme, sabe que me voy a correr, ya lo huele, sabe reconocerlo en mi cara, en mi respiración y cuando se tensa mi cuerpo.
-¿no te irás a correr verdad?
-Siiii.. claroo...estoy muy salida y tengo muchas ganas...
Me soltó un tortazo de los que te giran la cara, yo le miré extrañada pero no dejaba de moverme
-Te correrás cuando yo te lo diga, muévete despacito y no se te ocurra correrte hasta que yo te lo diga!
Que cabrón! No lo entendía, siempre me hacia correrme hasta que conseguía que los encadenara unos con otros, sabe que estoy muy zorrón ¿y no me deja correrme? No lo entendía... Seguí moviéndome despacito como me había ordenado pero aún así notaba como no iba a tardar mucho en correrme, sujetándome de nuevo por las caderas empezó a follarme a moverse rápido y duro... Estaba claro, tardé décimas de segundo en correrme y cuando volví a la normalidad me lo volvió a advertir:
-Yo te digo cuando puedes correrte y cuando no. Súbete a la silla! Pon las rodillitas en el borde.


Y subida en aquella silla, con las rodillas al borde y agarrada a aquel respaldo no tuvo piedad, me agarro del pelo y me follaba con duras envestidas diciéndome al oído que sólo a las putas les gustaba que las follaran de aquella manera.
-Tú eres mi puta! Te voy a follar así hasta que me corra, me correré en tu espalda, me pringaré los dedos y te los daré para que los relamas, a ver si es verdad que te gusta tanto...
-No! quiero que te corras en mi boca, quiero saborear tu leche.
-Que zorra eres! un día averiguaré cuanta leche eres capaz de tragarte.. ¿Cuanta crees?
-Mucha! no sé cuanta pero seguro que mucha (sus envestidas eran cada vez mas fuertes)
-¿Hasta cuanta?
-Hasta que me quede llena y satisfecha de comer pollas...
-Ya lo sabía yo..
Sin soltarme del pelo me bajo y me arrodilló frente a él, no me dejó metérmela en la boca, quería ver como sus chorros entraban en mi boca sedienta de su leche. Se corrió y puedo dar fe de que no se cayó ni una gotita, me la bebí toda, la lamí y relamí sin dejar ni rastro.

1 comentario:

  1. Mmm...después de un dia completo de estudio, uno agradece leer e imaginarte en tus letras. Ha sido de alto voltaje!

    besitos!

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