viernes, 9 de abril de 2010

Una noche divertida...

Llegas a casa de madrugada, tu vestido de princesa se ha convertido en trapo de guarrilla, el collar de perlas en la mano porque ya no aguantas más con él al cuello, los pies destrozados y sucios como si hubieras estado andando descalza por la ciudad, el rimel por las mejillas producto de las lágrimas que se deslizaron por tu mejilla debido a las risas incontrolables que has compartido con tus amigas, el pelo te apesta a tabaco y el peinado se ha convertido en mocho de fregona. Pero...¿lo cambiarias por otra cosa?

1 comentario:

  1. En el restaurante de mi erótica, de mi deseo, hay un sabor que supera a todos los demás y es el sabor a ti. Si tu olor me seduce, tu sabor me pierde. Pero realmente, ¿a que me sabes? Mis labios y lengua te chupan y lamen acercando a mis papilas el sabor de tu piel. Diría que unas veces sabes a mar y a viento, a muchas cosas y a nada en concreto.
    Sabes rico como el chocolate negro y en ocasiones agrio como el limón. Sabes a lo que deseo, sabes a lo que me excita, a lo que me atrae…. Ese sabor tan especial que, ya sea en presencia o en la fantasía me acerca a ti.

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