viernes, 8 de abril de 2011

empapada de monotonia



Puse en el centro una silla, me senté y jugué con el calabacín, las ordenes eran claras. Como llevábamos todo el día zorreando al teléfono yo estaba cardiaca perdida, sentía que no quería ni rozarme porque notaba que me iba a correr a la mínima y él lo sabía, utilizó la puerta que por monotonía suelo dejar abierta, para entrar en mi intimidad, entró con la pasividad que le caracteriza y con esa misma se desnudó dejando delicadamente su ropa sobre la mesa.

- mirate! cómo estás tan salida? pajeate más rápido.. date mas caña!

Al principio subí el ritmo mientras él acariciaba mi cuerpo grotescamente pero enseguida tenía que parar si no quería correrme sin que me tocara un pelo. Se paseaba desnudo cerca mio, provocándome porque sabía que enseguida me iba a lanzar a chuparsela, y cuando lo intentaba me llevaba una bofetada.

-Qué haces? Si no te lo has ganado...

Y cogía mi mano para masturbarme fuerte, tal y cómo él sabía que tenía que hacer para que yo me corriera, pero volvía a parar para que siguiera yo solita mientras él seguía paseandose para incitarme. Como buen animal tropezaba siempre en la misma piedra, y no me importaba cuantos tortazos me llevara, tarde o temprano esa polla estaría dentro de mi boca. Creo que cayeron como 6 o 7 hasta que cogiendo mi cabecita me ordenó:
-Cierra la boca!
La cerré hasta que acerco su polla a mi comisura, entonces inexplicablemente, a pesar de sus ordenes, la volvía a abrir, y otro tortazo me llevaba
-Que la cierres!!! te he dicho que la cierres y no la abras!!!
Tras tres o cuatro intentos con sus tres o cuatro tortazos, conseguí que ese gesto involuntario de abrir la boca cuando tengo una polla delante, dejara de suceder.
Restrego su polla durísima por mi cara, por mis labios, mis mejillas, mi nariz... sólo pude sacar ligeramente la puntita de la lengua para saborearla, pero enseguida se apartó, se puso detrás y con su mano en la mía de nuevo, comenzó a mover el calabacín hasta que no pude mas y me corrí.

Vete a por tus zapatos! no te los has puesto!!! los mas altos que tengas...



Él es altísimo, pero con aquellos zapatos mi altura tiraba de mi ego hasta hacerlo llegar a alturas insospechadas; Cogía de la cadenita que llevaba mi collar y me hacia pasear por aquella habitación como si estuviera en un concurso de perritas. No había ninguna mas pero podría apostar que por mucho que se hubieran esforzado aquella tarde yo brillaba mas que ninguna, y mi collar, el mas bonito...

 Me sentó en el borde del sofá, con la caderas fueras y poniéndome las piernas en alto comenzó masturbarme con su mano, primero un par de dedos agitándolos fuertemente, tanto que oía los jugos deslizándose, luego cuatro dedos y gordo en mi clítoris, para mas tarde meter la mano entera. Todavía no me había metido la polla y ya me había hecho correrme tres vergonzosas veces.
Se apartó, me miró desde lejos y poniéndose de rodillas me dijo que no pensaba follarme el culo, que me lo iba a romper. Sabía perfectamente a qué se refería con eso y aunque sé que me encanta no pude dejar de ponerme nerviosa. Se arrodillo delante mio y empezando por la puntita me la metió hasta el final, y de postre, el calabacín volvía a estar rellenándome por completo. No puedo evitar morderme el labio cada vez que recuerdo cuando me la mete en el culo, es como si no quisieras que parara nunca.



-que te pasa? no te gusta?
-si..
-pues no lo noto, paro?
-nooo
-seguro?, mira que parece que lo estás pasando mal...
-no, ni se te ocurra parar, sigue!!
Me la sacó sin avisar, se sentó en el sofá y me dijo:
-Ven, sientate encima de ella, como las zorritas, y muevete como una golfa.
Me senté encima de él, dándole la espalda y comencé a moverme arriba y abajo, aprovechando para mirar cómo entraba y salía de mi culo. Me veía desde fuera, sentada encima suyo, con aquellos taconazos de muerte y aquel collar de perrita y me excitaba sólo de imaginar la imagen vista desde fuera. Me agarraba las caderas y subía el ritmo, que cabrón! me voy a correr!
No sé porque todavía me sorprende que conozca cada rincón de mi cuerpo, el ángulo, la postura y la inclinación exacta para hacer que me corra como una perra.

Me sentó de nuevo en el sofá, apoyada en el respaldo:
-abrete el culo con el calabacín
-es muy grande.. no podré
-ya verás como si que puedes, tienes un culo trangón.
Es verdad, si que pude, mientras jugaba con mi culo y con mi clítoris se puso de pie en el sofá, me metió la polla en la boca y me la comenzó a follar.
¿porqué me puede llegar a gustar tanto atragantarme y que mi propia saliva resbale por mi pecho? ¿porqué me gusta tanto que se acristalen mis ojos y las lágrimas de placer caigan por las mejillas sonrosadas?¿porqué me gusta mirarle a la cara cuando estoy precisamente de esa guisa, babeandome a mi misma, los ojos llorosos y las mejillas sonrosadas? me encanta!!! Miro para arriba como diciendo: "mira que puta soy! cómo tengo la cara y aún sigo metiéndome el calabacín por el culo". me fascina!!
Siguió follándome la boca un buen rato, a distintos ritmos y profundidades hasta que quitandome el calabacín y cogiéndome de la coleta me llevo al suelo de la cocina.
Siguió follándose allí mi boca hasta que se corrió, yo le miraba la cara y notaba los chorros en mi paladar, me llenó la boca y la saboreé hasta oír su "zorra tragatela". Después me dejó relamerla y limpiarla como a mi me gusta, como a una zorrita.

Me encanta! me encanta estar empapada todo el día.. y que luego me follen con monotonia

4 comentarios:

  1. Pufff. Olivia, tus historias me ponen malísimo. Ya tienes un nuevo seguidor.

    Estoy deseando leer nuevas aventuras...

    Un beso.

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  2. me encanta la cerdería que desperendes

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  3. Olivia, me gusta la disposición que tus amantes tienen para disfrutarte

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  4. Me encanta como redactas como le pones un toque de dulzura al porno
    Me encanta
    Un beso ;D

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